El golpe, la bofetada, el ostiazo… Cuántas formas tenemos de nombrar ese momento en el que te caes de tu nube particular y aterrizas en el a veces terrible mundo real. Porque sí, a todos nos pasas que en alguna ocasión (en mi caso unas tres veces al año), estás en esa fantasía de «bueno, parece que todo marcha bien». Tengo un trabajo que me gusta más o menos, he llegado viva a fin de mes, con los hombres bien, gracias. Pero, de repente, ¡oh, sorpresa!, te pegas un tortazo con quien menos te lo esperas.
Entonces, ¿Cómo prevenirte ante el golpe de realidad?
Primero. Permanece siempre alerta.
Sí, sí, es una asco pero es así. No se puede bajar la guardia. El otro día tuve una cena super pija, cena de gala del trabajo, todos sobrios y estupendos, aquí no rompemos un plato. Hasta que llegaron los cubatas. Desmadre total. Y aquí tuve mi fallo, bajé la guardia.
Durante la cena estuve charlando con un tío muy majo que había venido con mi amiga. Ella está loca por él, aunque no se atreve a romper su pareja»por si acaso». Nos sentamos juntos y yo empecé a sentirme a gusto, no hablamos de trabajo, era algo como muy fluido, muy natural y la verdad me estaba cayendo bien. No sé por qué, pero al final nos quedamos solos en la mesa, mientras los demás se iban marchando nosotros seguíamos allí con nuestra copa echando unas risas. Y llegó el momento de marchar. Salimos fuera, y así de improviso me intenta entrar. Le digo que no y en un abrir de cerrar de ojos ya me ha pedido un taxi, me manda subir (¡!) y me da cincuenta euros. ¿Qué?
Segundo. Si bajaste la guardia, reacción rápida.
Te intenta entrar, tú no quieres, haces una cobra veloz. Te mete en el taxi y te da el dinero, se lo tiras a la cara y te bajas pitando.
Tercero. El día siguiente, no respondas preguntas.
Pero no digo esto porque te vaya a dar palo ni nada de eso. No. Tienes que estar preparada para no llevarte sorpresas. Me llama mi amiga (la que anda como loca detrás de él) a las nueve para decirme si estoy bien.
– Sí, en casa intentando dormir después de llegar a casa a las seis.
– Es que me llamó X y me dijo que os fuisteis a su casa. ¿Pasó algo entre vosotros? Él dice que le gustas, ¿Y él a ti?. Te dije que me gusta a mí. Algún día dejaré mi pareja y me iré con él. ¿Y ahora qué?
Cara de póquer delante del teléfono.
Dos golpes de realidad en uno.
xx